Masturbarme mientras había gente en mi casa se convirtió por un momento en una misión imposible y sobre todo frustrante . Me daba mucho miedo que alguien escuchara el ruido de mis juguetes sexuales y descubrieran que estaba en ese momento íntimo, salvaje y animal.
Así que me decidí a crear una estrategia para la masturbación tranquila, placentera y libre de riesgos.
Tengo 23 años y toda mi vida estuve acostumbrada a vivir prácticamente sola, mis papás decidieron que yo sería hija única y que ellos harían todo lo necesario para darme la mejor vida posible; duré largos periodos de tiempo acompañada únicamente de Teresita, una señora de edad avanzada, que después de preparar el almuerzo, solía caer profundamente dormida en frente del televisor.
De mis 13 a los 15 años, que Teresita durmiera todo el día me permitía jugar en el computador y evitar hacer tareas. Mis papás llegaban siempre tarde en la noche, así que apenas llegaba del colegio me dedicaba a disfrutar toda la tarde para mi.
Conforme fui creciendo, mis tardes se volvían cada vez más interesantes. Me acuerdo de la primera vez que vi porno y como disfruté que Teresita me diera tanto espacio a solas.
A los 16 empecé a masturbarme
Era un viernes de Junio, y para cerrar el ciclo de clases mi colegio decidió hacer unas olimpiadas. Chicos y chicas teníamos que participar en una carrera de obstáculos, una carrera de natación y un partido de voleibol.
Fui tan de malas (o tan de buenas, ya les contaré porque) que un día antes de las olimpiadas, bajando del salón de clases no me fijé donde apoyé el pie, y caí rodando por las escaleras.
El resultado: una pierna vendada y una nota del profesor que me decía que como ya que no podía participar de las olimpiadas, podía ser parte del equipo de jurados.
El hecho de estar sentada alrededor de mis profesores me parecía terriblemente agotador, pensaba que tendría que pasar todo un día fingiendo reírme de los chistes malos de mis profesores, escuchando sus charlas anticuadas y procurando no hacer nada que pudiera molestarlos.
Pero la realidad fue otra, mientras mis profesores hablaban yo me dediqué a disfrutar de la vista, chicos de último año, en pantaloncitos cortos y ajustados. De cada 10 chicos que corrían en frente mío, al menos 4 tenían la verga lo suficientemente grande para que resaltará por encima de su pantalón, 6 tenían un abdomen increíblemente fuerte y 3 un culo duro y bien parado.
Cuando llegué a mi casa esa tarde, sentí que mis pantis estaban más húmedos de lo normal. ¡Me habían excitado aquellos chicos sudados y semidesnudos!
Empecé a masturbarme con mucha precaución.
Aunque Teresita dormía casi toda la tarde, tuve miedo al reproducir el vídeo de una pareja teniendo sexo. ¿Qué pasaría si entraba a mi cuarto? ¿Qué pensaría Teresita de mi comportamiento?
Para evitar cualquier tipo de interrupción, me aseguré que mis papás no habían llegado, bajé a la cocina a revisar que Teresita estuviera ocupada o dormida en el mejor de los casos, y cuando supe que no habría posibilidad de que nadie me molestara di el gran paso.
Prendí mi computadora, me puse mis audífonos y empecé a ver un vídeo de dos chicos muy apuestos que bailaban y lentamente iban quitando toda su ropa.
Lentamente me fui excitando y comencé a sentir como una presión ligera, pero placentera, se localizaba en mi clítoris y se iba expandiendo hacia adentro de mi vagina, conforme iba pasando el vídeo, mi respiración se aceleraba, mis piernas se tensionaban, tenía unas ganas enormes de tocar mi cuerpo.
Puse mi mano lentamente sobre mi pantalón y poco a poco empecé a frotarme. Luego con la palma de mi mano, ejercí una presión constante de arriba hacia abajo, haciendo una presión extra sobre mi clítoris. Suavemente tomé mi seno derecho con mi mano, mientras mi otra mano recorría mis labios mayores, jugueteaba a la entrada de mi vagina y se dejaba seducir por lo que mi cuerpo le pedía.
Duré horas viendo distintos vídeos y descubriendo cada parte de mi cuerpo. Ese día descubrí que tenía un lado salvaje, que quería apretar con fuerza mis senos, mientras me palmeaba a mi misma el culo, que quería morderme el labio e imaginar que chupaba una verga.
Ese día, me divertí y me corrí por primera vez.
Masturbarme: un regalo que me daba de vez en cuando
Desde ese precioso día en el que me masturbé por primera vez, masturbarme se volvió un momento preciado, íntimo y potente para mi.
No sé cual es la frecuencia “normal” ni creo que haya una, yo simplemente le daba el regalo del placer a mi cuerpo cuando tenía ganas de hacerlo, y dado que mis papas mantenían horarios laborales extensos, nunca tuve problemas para darme placer.
Tampoco tuve problemas para compartir mi placer con otras personas en mi casa, el hecho de que Teresita durmiera toda la tarde (y que con los años durmiera cada vez más) se volvió la puerta perfecta para que de vez en cuando Tomás, mi novio de la época, entrará a escondidas a mi habitación y ambos disfrutamos de largos y placenteros encuentros sexuales.
Todo cambió
Un lunes del mes de Noviembre cuando mi mamá me anunció que había llegado el momento de su retiro de la empresa y que como buena pensionada, quería disfrutar tiempo en casa.
¿Qué sucedería conmigo y mis jornadas de placer sexuales?
¿Cómo masturbarme si mi madre estaría en la casa todo el día?
La primera vez que quise masturbarme en casa fue un fracaso, cuando iba a comenzar a ver un vídeo de un chico y una chica teniendo sexo en la playa, mi mamá entró al cuarto sin ni siquiera avisar.
Menos mal, yo estaba totalmente vestida y el vídeo se estaba reproduciendo pero yo tenía puestos los audífonos.
¡Qué horror que mi madre hubiera sabido que me estaba preparando para masturbarme!
Desde ese día entendí que mi vida había cambiado y que ahora tenía que idear estrategias más sofisticadas, ya no bastaba con bajar a ver si Teresita estaba ocupada para poder darme placer, ahora tenía que tener en cuenta a mi mamá.
No me malinterpreten, después de tantos años sin compartir, tenerla en casa era un motivo para estar feliz, disfrutamos viendo películas juntas, cocinando, me enseñó sobre pintura y hasta hicimos tardes de lectura.
Pero, poder masturbarme tranquilamente era ciertamente mas difícil estando ella allí y ni hablar de tener sexo salvaje en mi casa, ahora, me veía obligada a ir a un motel con Tomas. Ni él, ni yo queríamos arriesgarnos a que mi mamá nos descubriera, era un riesgo que no estábamos dispuestos a correr.
Por esto y tras una larga jornada de reflexión llegue a una lista detallada de tips para masturbarme con tranquilidad y la voy a compartir con ustedes.
10 consejos que responden a mi pregunta sobre: ¿Cómo masturbarme en casa sin que nadie lo sepa?
- Cerrar siempre con seguro la puerta de la habitación o baño. Lo último que queremos es una visita inesperada.
- Utilizar un parlante y música a un volumen considerable para ocultar el sonido de los vibradores, anillos, consoladores, etc. Aparte, la música da libertad para gemir o decir en voz alta una que otra frase excitante.
- Avisa a las personas de tu casa que estarás haciendo algo importante que requiere que no te interrumpan. Decir que vas a estudiar o preparar un examen siempre es una idea excepcional, nadie quiere interrumpir a una persona estudiosa.
- Asegúrate de tener todo lo que necesitas en la pieza donde estás. Es decir, tus juguetes, lubricantes, geles, agua, tu lencería preferida, una toalla, etc. Todo lo que puedas necesitar debe estar al alcance de tu mano, nada más aburrido que estar en la mitad de una buena masturbación y tener que moverte a otra pieza y cortar todo el rollo.
- Intenta masturbarte en la ducha, el agua caliente suele dar un toque extra de placer. Si tienes ese tipo de ducha que permite cambiar el chorro y se puede descolgar (las de tipo manguera) no dudes en probarla, un chorro de agua caliente, directamente sobre tu clítoris puede hacer maravillas.
- Es muy probable que tu familia no quiera que dures horas en la ducha, gastando agua caliente e incrementando el costo de los servicios, así que, empieza tu sesión de masturbación en tu cuarto, disfruta al máximo, y cuando quieras llevar la experiencia al siguiente nivel entra a darte una ducha. ¡Deja lo mejor para el final!
- Si vas a masturbarte en la ducha procura que tus juguetes sean a prueba de agua.
- Si por motivos de convivencia no puedes poner música a todo volumen, puedes esperar a que caiga la noche y las otras personas en la casa estén dormidas, así el ruido de los juguetes y de tu respiración acelerada, serán menos propensos a ser escuchados.
- Las horas pico de la casa son un momento ideal para masturbarse. Definir las horas en las que se prepara el almuerzo, se mira x programa de televisión o se lleva a cabo una actividad rutinaria como ir a comprar pan a la tienda,etc. Te da una franja horaria donde la atención de las personas que están en la casa va estar dirigida a una cosa en particular, esto disminuye el riesgo de que vengan a interactuar contigo.
- Asegúrate de no tener que cumplir con ningún deber importante luego de tu sesión de masturbación, el sexo contigo mismo u otra persona, siempre implica un esfuerzo físico y lo más seguro es que estarás cansado al terminar. Intenta planificar tus sesiones de masturbación cuando sepas que puedes descansar después.
Mi mayor recomendación es, disfrutar al máximo las maravillosas sensaciones que nuestros cuerpos nos pueden dar con la estimulación correcta. Así que, hazte con un kit de juguetes, geles, vídeos, y escenarios en tu imaginación que te ayuden a despertar tu libido y te lleven al éxtasis.
¡ Entra a ese cuarto que tiene una puerta que permite poner un seguro y vete a disfrutar!
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