Consentimiento sexual: Tan importante como los condones y los anticonceptivos.

Consentimiento sexual: Tan importante como los condones y los anticonceptivos.

Actualmente; como producto de un gran proceso de transformación social que sigue ocurriendo, así como de los esfuerzos de muchas personas; vemos que se habla de sexualidad humana, y particularmente del placer sexual y su importancia en la salud, de manera mucho más frecuente, más abierta y cotidiana. 

Es una belleza que aprender sobre sexualidad humana ya no se trate únicamente de prevenirnos de algún embarazo que no estemos deseando vivir en determinado momento de nuestra vida, o de las infecciones de transmisión sexual, sino que hoy en día, además, podemos informarnos y hablar sobre masturbación, derecho al placer, anatomía del clítoris, erotismo, prácticas y juguetes sexuales, en fin, muchos temas que también son temas de salud, particularmente de salud sexual integral

Sin embargo, en el camino hacia la normalización de estas conversaciones en torno al placer y su importancia en nuestra salud y vida, a veces dejamos que la parte “seductora”, “misteriosa”, “apasionante” o “divertida” del asunto nos mantenga con el interés ahí fijo, queriendo tal vez explorar o “curiosear” en el universo del erotismo y sus diversas prácticas sexuales, siendo que existen otros temas también importantes a conocer y tocar, como por ejemplo, el practicar y respeta el “NO”, así como hablar del consentimiento sexual en nuestras relaciones. 

Socialmente se nos educa muy poco sobre cómo vivir, ya sea dando o recibiendo, el derecho a la expresión de un “NO”. Se nos habla vagamente de la importancia de poner límites, de lo válido de hacerlo sin necesidad de dar explicaciones, sin sentir culpa o vergüenza, de lo sano que es para nuestra autoestima y autocuidado. 

Otro gran vacío en esta educación en torno al “NO”, y que muchas veces deriva en situaciones de violencia sexual, es precisamente no saber respetar dicha negativa y transgredir esos límites que, no olvidemos, son derecho de cada quién establecer y delimitar. 

Por eso, así como es importante que nos demos el permiso de explorar y expandir nuestras vivencias y expresiones de placer, también lo es la libertad de expresar cuando algo no es de nuestro gusto o interés, cuando no se nos “antoja” algo en un encuentro sexual, o cuando ello no nos está resultando cómodo o disfrutable; o tal vez cuando no queremos que algo pase, continúe o se repita en un encuentro sexual. 

En fin, es totalmente válido ofrecer esta “retroalimentación” a nuestras parejas sexuales, pero también es igualmente importante (o hasta más) que quien reciba esa solicitud, negativa o demarcación, sepa respetarla. De otro modo, recordemos que esto se convertiría en una transgresión llamada “violencia sexual”. 

Por todo lo anterior, y por muchas otras razones, hay que hablar más del consentimiento sexual, el cual básicamente se trata de asegurar que existe un acuerdo claro y expreso, de que se desea participar en determinada actividad o práctica sexual. Antes de tener relaciones sexuales o cualquier práctica erótica con otra u otras personas, debes saber si esta persona o personas están de acuerdo, y cuáles son los límites de ese acuerdo. 

Pero, ¿y cómo construimos esos acuerdos? ¿cómo se “ve” el consentimiento sexual? 

Pues bien, el consentimiento sexual tiene ciertas características que son importantes mencionar, no solo para conocerlas si no para no perderlas de vista al momento de establecer nuestros propios acuerdos en todas nuestras prácticas sexuales. 

  • El consentimiento es libre: Es decir, que se otorga sin presión, manipulación ni coerción, y de manera consciente (por eso estar en drogas o alcohol, le quita validez al consentimiento -una persona inconsciente, no puede dar su consentimiento de manera libre-). 
  • Entusiasta: Se otorga sobre las cosas que realmente deseas vivir o hacer, no sobre las que se esperan de ti para satisfacer a alguien más.
  • Informado: Se brinda teniendo toda la información al respecto de lo que estamos consintiendo. 
  • Específico: Decir que “Sí” a algo en específico, no significa que aplica para otras cosas. 
  • Reversible: Se vale “echarse para atrás”, cambiar de opinión o “retirar” tu consentimiento aún si ya lo habías “ofrecido” con anterioridad.

Dar y pedir consentimiento sexual implica conocer y establecer nuestros límites personales y respetar los de las personas con las que convivimos sexualmente, sean o no nuestra pareja. 

En la práctica del consentimiento sexual, es clave preguntar y volver a preguntar, si las cosas no nos quedan claras. Para que sea algo consensuado, todas las personas involucradas deben estar de acuerdo en llevar a cabo las prácticas sexuales, todas y cada una de las veces que se den.

“Sin consentimiento, la actividad sexual (incluido el sexo oral, tocar los genitales y la penetración vaginal o anal) es agresión sexual o violación” (Planned Parenthood, 2021).

Para conocer más sobre el consentimiento, te recomendamos ver este video que claramente y de manera muy divertida, explica el consentimiento como si se tratara de preparar un delicioso ceviche: https://www.youtube.com/watch?v=IUxUsJ36jQA

Por Akiko Bonilla.

Fotografía por Kamran Aydinov