No se recomienda el uso de parches anticonceptivos en personas que:
– tengan alguna enfermedad hepática grave, como cirrosis hepática o cáncer de hígado;
– tengan o hayan tenido cáncer de mama;
– tengan migrañas intensas con aura (un destello en tu campo visual que te deja sin visión justo antes de un dolor de cabeza fuerte);
– tengan historial de ataques cerebrovasculares o enfermedades cardiovasculares;
– hayan dado a luz hace poco (entre 3 a 6 semanas): podrán retomar el uso de los parches luego de 6 meses o cuando la leche materna no sea la única fuente de alimentación de su bebé.
– tengan historial de coágulos sanguíneos (trombosis venosa profunda o embolia pulmonar), o que tengan algún familiar con ciertas enfermedades sanguíneas que podrían aumentar el riesgo de desarrollar un coágulo;
– fumen y tengan más de 35 años (si tienes más de 35 años, fumar aumenta el riesgo de padecer ciertos efectos secundarios, es recomendable que lo consultes con un o una profesional [9]);
– pesen más de 90 kilos (el parche será menos eficaz si pesas más de 90 kg [10]);
– padecen de sangrado vaginal fuera de lo normal que no han consultado con su médica o médico;
– tengan presión arterial alta (hipertensión); y que
– tengan diabetes desde hace más de 20 años, y que esto haya afectado las arterias, visión, riñones o sistema nervioso.
Si tienes alguna de las condiciones mencionadas, consulta con una persona proveedora de la salud calificada sobre cuál es el mejor método anticonceptivo para ti.
¿Hay un límite de peso para usar el parche anticonceptivo?
El parche es menos efectivo en la prevención de embarazos para las personas que pesan más de 90 kilos. Si pesas más de 90 kilos, deberías considerar otro método.