El uso de anticonceptivos beneficia a todas las personas, a la comunidad y a la sociedad en general [1].
Los anticonceptivos te brindan opciones, puedes decidir cuándo quieres tener hijos, cuántos hijos quieres tener y si los quieres tener.
Los anticonceptivos también han conllevado menos riesgos. Por ejemplo, permiten que las mujeres más jóvenes esperen hasta que sean mayores y sus cuerpos estén en mejores condiciones para soportar un embarazo; igualmente, permiten que las mujeres mayores eviten el embarazo cuando sus cuerpos ya no pueden tolerar con facilidad el embarazo y el parto.
Los anticonceptivos previenen los embarazos durante la adolescencia, los cuales pueden afectar negativamente sus relaciones y carreras. Los embarazos en la adolescencia también pueden comprometer la salud de un bebé recién nacido, ya que los bebés nacidos de madres adolescentes tienden a tener bajo peso y un mayor riesgo de mortalidad neonatal (cuando el bebé muere dentro de los primeros 28 días).
Los anticonceptivos contribuyen a que los bebés sean más sanos en general; pues los embarazos que son muy seguidos, resultan en una mayor tasa de mortalidad infantil (número de muertes infantiles menores de un año). Esto se debe a que los padres podrían tener dificultades para brindar un mejor cuidado a sus recién nacidos cuando sus bebés están muy cerca unos de otros.
Los anticonceptivos tienen un impacto positivo en la economía, en el medio ambiente, en el sistema educativo y en los servicios de salud porque ayudan a ralentizar el crecimiento de la población.
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