¿Qué son los condones internos?
Los condones internos, también conocidos como condones femeninos, son bolsitas que se colocan dentro de la vagina o el ano para prevenir embarazos y el contagio de infecciones de transmisión sexual (ITS). Están hechos de un plástico delgado y transparente y se colocan dentro de la vagina.
Los condones femeninos tienen anillos flexibles en ambos extremos. El anillo en el extremo cerrado se usa para colocar el condón, mientras que el del extremo abierto queda por fuera de la vagina o el ano.
El condón femenino puede ser de varios materiales, como el nitrilo, látex o poliuretano.
¿Cómo funcionan los condones internos?
Cumplen la misma función que los condones externos, a excepción de que se colocan en el interior de la vagina o el ano en lugar de sobre del pene. Sirven para contener el esperma dentro del condón y evitar que entre a la vagina o el ano. Además, evitan que las infecciones o fluidos del pene, vagina o ano tengan contacto con tu pareja.
Eficacia del condón interno
La eficacia del condón interno depende de cómo lo uses. El riesgo de embarazo o de contraer una infección de transmisión sexual aumenta cuando no usas un condón para cada acto sexual. Solo puede llegar a producirse un embarazo si el condón se usó de manera incorrecta, o si hubo una rotura o un deslizamiento.
Con el uso típico, 21 de cada 100 personas quedarán embarazadas durante el primer año de uso del condón interno. Esto se traduce en una eficacia del 79% con el uso típico. En cambio, con el uso perfecto, solo 5 de cada 100 personas quedarán embarazadas durante el primer año de uso, lo que se traduce en un 95% de eficacia. Los condones internos también reducen el riesgo de contagio de las ITS, incluyendo el VIH (2).
¿Cómo se ve un condón interno?